En el mundo del yoga, existen muchas creencias y prácticas que se han ido estableciendo como normas, pero no siempre responden a la esencia original de esta disciplina.
La estructura clásica que conocemos de una clase de Yoga, inciando con un Om, realizando múltiples posturas, pasando por una postura pico y terminando con un Namasté después de Savasana, no ha sido siempre la estructura tradicional de una práctica de Yoga. Esta estructura se ha normalizado en los últimos 100 años con el desarrollo y expansión de Yoga en Occidente.
Aquí te compartimos 5 mitos sobre la enseñanza del yoga desde nuestra perspectiva metodológica:
1. Tienes que empezar la clase cantando el Om
Si bien es cierto que el Om es el sonido sagrado más antiguo registrado en los textos védicos y que Patañjali lo reconoce como la forma más poderosa de devoción a Isvara y la vía más directa hacia el Samadhi, las clases de yoga como las conocemos hoy no siempre siguieron esta estructura. La introducción del Om como apertura es una práctica más reciente que surge con la llegada del yoga a Occidente, donde se incorporaron cantos de apertura para fomentar la conexión espiritual al inicio de la práctica. Sin embargo, no es indispensable iniciar así. Lo importante es crear un ambiente propicio para la introspección y la presencia, trayendo la atención al presente y anclando la mente en esa presencia.
Puedes empezar la clase observando la respiración, haciendo una meditación, cantando un mantra, sintiendo tu corazón energético con las manos, haciendo una visualización, practicando un mudra, conectando con un Sankalpa o resolución, etc. En Sacred Self nos gusta empezar la clase abriendo nuestro campo energético y conectándonos con la fuente o consciencia cósmica.
2. Debes terminar la clase con un Namasté:
Namasté tiene varios significados (hola, adiós, saludos) y proviene de la raíz “namah”, que significa muchísimas cosas, entre ellas "no yo", es decir, lo que no es el ego separado, implica devoción, inclinación, honra. Namaste entonces implica reverencia y reconocimiento de la divinidad en el otro. Sin embargo, este saludo al final de la clase no era parte de la tradición original. Su uso, al igual que el Om al inicio de la práctica, se popularizó con la expansión del yoga en Occidente durante el siglo XX. Terminar la clase de yoga puede adaptarse a la intención del maestro y la energía del grupo, sin necesidad de recurrir a expresiones establecidas. La intención durante el cierre es conectarse con la gratitud y la devoción, regresando al corazón. En Sacred Self terminamos la práctica de muchas formas, a veces usamos el mantra Om Shanti, o Hari Om Tat Sat, otras veces hacemos una reflexión de integración, a veces cantamos un mantra, o recogemos la energía de nuestro campo electromagnético. Lo esencial para nosotros es conectar con la gratitud.
3. Debes ser flexible y realizar posturas avanzadas para enseñar yoga:
La comercialización del yoga y la época de los yoga influencer (que no inicia precisamente con las redes sociales sino mucho antes) trae una cola importante, y es precisamente la creación del concepto colectivo de que tienes que tocar tus pies con tu cabeza y pararte de manos para poder ser un maestro de Yoga. Pero adivina qué? No todas las formas de Yoga son acrobáticas, de hecho la mayoría no lo son. Es más, no todas las prácticas de yoga son posturales (piensa en Yoga Nidra, Pranayama, Mantras y otras prácticas sutiles). Y aún si te es difícil imaginar una práctica de Yoga sin posturas, NO necesitas tener la flexibilidad de un contorsionista para dar clases. Lo que sí necesitas es consciencia de tu cuerpo, por dentro y por fuera.Esto significa crear un entendimiento de como funciona tu cuerpo, no solo anatómicaente sino fisiológica y biomecánicamente, y por supuesto, pasar esta información por tu propio cuerpo para desarrollar una profunda propiocepción e interocepción.
4. Tienes que tener una postura pico:
Las posturas pico son útiles para estructurar una clase, ya que permiten aplicar principios biomecánicos y crear secuencias que preparen el cuerpo gradualmente para “llegar” a una postura más compleja. Sin embargo, enfocarse solo en "llegar" a una postura puede desconectarnos del proceso interno, alimentando el apego del ego al resultado o al destino. Diseñar clases enfocadas en el bienestar postural, mental y la conexión espiritual, considerando el entendimiento del cuerpo, el funcionamiento del sistema nervioso y la integración del cuerpo sutil, aporta una experiencia más profunda y transformadora en múltiples niveles y dimensiones que la simple búsqueda de una postura avanzada.
5. Tienes que mostrar toda la clase:
En Sacred Self School, creemos firmemente que mostrar toda la clase no es la mejor práctica. Hacerlo implica prestar poca atención a los estudiantes, pues, consciente o inconscientemente, terminarás priorizando tu propia comodidad sobre las necesidades individuales de cada practicante. Cada estudiante es un universo distinto, física, mental y energéticamente, y como maestros es nuestro deber poder reconocer las necesidades particulares de cada individualidad. Un buen maestro sostiene el espacio desde la observación y la guía, mostrando solo lo necesario y acompañando a sus estudiantes en su propio proceso.

Dar clases de yoga va mucho más allá de diseñar secuencias bonitas y practicarlas junto a los estudiantes. Dedicarse a la enseñanza en el camino del yoga requiere una devoción profunda a seguir aprendiendo, a seguir explorando, preguntándose, cuestionándose, por medio de su propia práctica, por medio de su propio camino como eterno estudiante. Dedicarse a la enseñanza del yoga es un acto profundo de servicio, donde se comparte la medicina del yoga desde el conocimiento interno, la experiencia directa y la presencia plena.
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Om Shanti
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