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Cómo las fuerzas opuestas pueden transformar tu práctica de Asana

En la práctica de Asana sucede un juego articular a merced de la gravedad que debe ser compensado con ciertas acciones musculares. Debido a la forma natural del cuerpo, existen ciertas inclinaciones que hacen que algunas áreas sean más susceptibles a moverse de una forma u otra. El reto que enfrentamos al movernos en posiciones complejas para el cuerpo es que no siempre dicha inclinación natural es la más segura de movernos.


En Ṭiṭṭibhāsana la tendencia natural de los hombros es caer hacia el frente...

Cuando aplicamos ciertas fuerzas que actúan en oposición durante la práctica de Asana, éstas nos permiten crear estabilidad y suavidad en la ejecución de una postura. Dichas fuerzas opuestas se traducen en activaciones musculares que implementamos para poder mantener los ejes en su lugar, distribuyendo el peso adecuadamente y sin colapsar sobre un área específica del cuerpo.


Las fuerzas opuestas se pueden mantener en casi todas sino en todas las posturas, creando una tensión dinámica que evita hiper-extender las articulaciones e invita a mantener el cuerpo activo y radiante. Las fuerzas opuestas se sostienen durante condiciones biomecánicas distintas con menor o mayor esfuerzo pero siempre creando la estabilidad articular necesaria para que una postura sea de máximo beneficio tanto para el cuerpo físico como para el cuerpo mental. El propósito principal de las fuerzas opuestas, es crear espacio y estabilidad, sin perder la suavidad.


Cuando analizamos la posición y forma natural de los huesos, entendemos porqué estas fuerzas opuestas pueden ser de tanta utilidad.


Tomemos como ejemplo las piernas. La tibia tiene una curvatura cóncava, es decir, tiene una curvatura hacia la parte posterior del cuerpo. El hueso fémur tiene una curvatura convexa, es decir, hacia la parte anterior del cuerpo. La tendencia natural del cuerpo es que debido a la posición de dichas curvaturas, el muslo tienda a desarrollarse hacia adelante y la pantorrilla hacia atrás. La tendencia del muslo a desarrollarse y moverse hacia adelante genera una constante tensión de los flexores de la cadera, mientras que la tendencia de la pantorrilla hacia atrás, puede generar un movimiento de hiper-extensión de la rodilla, o simplemente tensión en la misma. Al generar una intención opuesta, llevando las pantorrillas ligeramente hacia adelante y los muslos hacia atrás, por medio de la activación muscular, logramos evitar dichas tendencias, dando estabilidad al cuerpo. No se trata de que queremos que el muslo esté atrás y la pantorrilla adelante, sino de generar acciones que compensen los posibles desbalances que pueden producirse como consecuencia de la forma de nuestros huesos y la gravedad.


Lo mismo sucede con la columna. Cuando decimos que la pared abdominal debe moverse hacia atrás y las columna torácica desde las escápulas hacia adelante, no estamos buscando una espalda plana sin curvaturas, lo cual sería contraproducente en la búsqueda postural saludable, sino que buscamos compensar la tendencia a pronunciar la curvatura natural lordótica lumbar y la cifótica torácica. Es por eso que cada fuerza aplicada tiene su par opuesto que trabaja haciendo resistencia.


Ejemplo de algunas fuerzas opuestas aplicadas a Adho Mukha Vṛkṣāsana

En otras palabras, las fuerzas opuestas no buscan cambiar la forma natural del cuerpo, sino que buscan prevenir que se agraven las tendencias que tiene nuestro cuerpo debido a su forma, por medio de acciones musculares específicas. Su intensidad y profundidad será individual y variará de acuerdo la bio individualidad o tipo de cuerpo de cada practicante.


Si quieres aprender cuáles son estás fuerzas dinámicas que pueden transformar nuestra práctica de Asana y como utilizarlas en cada postura, sigue nuestras publicaciones o pregúntanos en cuáles de nuestros cursos puedes profundizar más al respecto.

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