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Lo primordial es la experiencia

En “La libertad Primera y Última” de J. Krishnamurti, se nos propone que lo primordial es la experiencia, y no las creencias. Una breve lectura de la introducción a su libro nos establece que la falta de entendimiento es común entre individuos, incluso a nivel de pareja, familia u otras relaciones cercanas.


Para entenderse entre unos y otros hay que estar en una sincronía perfecta, o existe el riesgo de malinterpretar o ser malinterpretado. Esto se debe a que típicamente estamos filtrando todo lo que escuchamos a través de nuestras ideologías, juzgándolo de acuerdo a nuestros propios filtros, y así nos perdemos la verdad (o por lo menos los atisbos de lo que es la verdad) para poder buscar vivirla en uno mismo.


A nivel personal uno de los grandes retos después de una gran cantidad de años haciéndolo, es no juzgar…nunca. No se trata solamente de no juzgar porque es lo correcto, es también darse cuenta del desperdicio energético que representa estar pasando todo lo que se habla, se vive y se experimenta por uno o más filtros.


Eso es lo que dice Krishnamurti cuando advierte que si somos verdaderos con nosotros mismos, podemos remover esos filtros. Entonces, vemos más allá de ellos y finalmente apreciamos lo que es realmente; en esencia eso evita malos entendidos y conflictos.


Empezar a ‘limpiar’ esos anteojos con los que vemos todo es el inicio de un proceso de liberación. Entonces debemos eliminar esos patrones, esas fluctuaciones de la mente: de esto se trata el yoga, según lo que nos dice Patanjali. Pero además de limpiar nuestros filtros, hay que entender que todo en la vida es dinámico, todo cambia: lo que hoy es, no será lo mismo mañana. Entonces esa flexibilidad de mente y corazón debe de permitirnos fluir con la vida. Al final, esto no se trata de una receta, no se trata de hacer siempre “A” para obtener “B”, y ahí radica la importancia de aprender que llevamos un proceso que se vive en todo momento, pero se debe de vivir, no es algo que se pueda lograr con una lectura, ni con su racionalización.


Nos dice Krishnamurti que esta falta de entendimiento, tanto individual como entre individuos, está muy presente en la vida de hoy, y puede verse a nivel micro y macro: en lo interno de un país y entre países. Las razones son similares, todos usamos filtros a nivel político, religioso, social y otros. Nos apegamos a los filtros y no a los hechos o a nuestras experiencias, y nos convertimos en defensores de enunciados en lugar de intentar ver más allá y comprender a los demás y sus diferentes realidades. Al final nos obsesionamos en defender nuestros puntos y tener la razón, muchas veces siendo nuestros puntos algo dictado y no producto de nuestra vivencia o experimentación.


El creciente caos mundial provoca que la gente busque soluciones, pero como estamos acostumbrados a apegarnos a algo que ya existe, algo que nos digan que sirve, entonces realmente no buscamos las soluciones, sino que buscamos líderes que nos dicten sus soluciones. Esto se convierte rápidamente en un ciclo en el que nos hacemos espectadores de un cuento en el que somos protagonistas pasivos, llenos de miedo e insatisfacción. Para mí, esto no es un hecho fortuito, me parece que los líderes políticos y religiosos lo han entendido desde hace tiempo y por sus propios intereses han ido diseñando un sistema social en el que la gente vaya por la vida buscando ideas y factores externos. Han usado el miedo y la frustración a su favor para crear soluciones falsas a las necesidades verdaderas. Han creado necesidades falsas también, pero aún cuando las personas sienten sus necesidades que sí son verdaderas y que las llaman a buscarse, realmente no saben dónde buscar y terminan encontrando soluciones falsas.


Vivimos en una crisis de valores, en donde lo externo es rey. Damos valor a todo lo material, creemos que la vida se soluciona o se trata sobre la adquisición de cosas. No sabemos ver hacia adentro, entonces, aunque sintamos una necesidad de volvernos hacia nosotros mismos (por eso buscamos religiones, espiritualidad, etc), terminamos siempre buscando hacia afuera. Creo que esa búsqueda interna ha sido bloqueada por líderes religiosos y políticos.


El sistema, nos lleva a creer que el ser humano es de cinco sentidos, que no hay nada más. Esto supone que la ciencia es la que manda, y que si la ciencia no lo explica no existe. Además hace burla de lo que no se pueda explicar por la ciencia. Yo además creo que eso les permite también tener un control sobre lo que la ciencia quiere investigar. Como individuos, al entender o aceptar algunas cosas que no están en un tratado científico, vamos aceptando que somos seres extra sensoriales, y que hay realidades más allá de los cinco sentidos. Entonces si nos volvemos hacia lo interno, hacia el auto conocimiento, hacia darnos cuenta de nuestras acciones y sus razones, y podemos ser honestos con nosotros mismos, podemos hacer un cambio verdadero e instantáneo.


En ese ejercicio introspectivo vamos conociendo que no estamos solos, que hay guías y maestros, pero sobre todo que al final somos lo mismo y somos uno. En este ejercicio interno veremos invariablemente algún cambio, posiblemente no total, pero el cambio sí inicia instantáneamente y el camino se comienza a andar. Y ese cambio personal empieza a reflejarse en nuestras vidas y permea nuestra realidad. Aquí una vez más se hace evidente la necesidad de vivir la experiencia, y no creer lo que nos dicen o lo que se lee. Hay muchas cosas que se pueden aprender teóricamente y que de una vez te hacen sentido, pero hasta que no se viven no se puede llegar a comprender realmente en toda su dimensión.


Brian Wcislo Photography

Creo que lo que pasa en nuestras vidas es un reflejo de lo que somos internamente, atraemos cosas y situaciones de acuerdo a nuestros patrones mentales. Incluso se dice que nuestra pareja es nuestro espejo más verdadero, lo que más nos molesta de ella es nuestro reflejo y por eso toca fibras tan sensibles. Creo en ese poder de la mente y de uno como ser humano en la amplia expresión del concepto. Y por eso lo que dice Krishnamurti me hace tanto sentido: esa revolución interna tiene un gran poder de cambio y ese poder no es sólo en lo individual, pero en lo colectivo. Ese volvernos hacia adentro para conocernos y buscar honesta y transparentemente lo que hay en nosotros, tiene el potencial de cambiar el mundo. Pero de todas formas es un camino agradable de andar: hay satisfacción en ser honesto, hay alegría en comprenderse y aceptarse. Hay alivio cuando lo externo no importa tanto. Se reduce el caos en nuestro cuerpo, en nuestra comunidad inmediata, en nuestro mundo.

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